Te hablo:
pájaro y río, animal de cuyas lágrimas
de sacra estatura crecen flores como
relámpagos
y leones de inmutable piedra,
fieras renunciadas por la luz y los estelares
sigilos;
te hablo: ya viene el meridiano (es un
hecho) y el hueso
arquea soles con el arco del paisaje
[que
apenas soportan las manos.
Te hablo,
si, para inundarme la boca de tu cántico
lleno de
agrestes palmeras del origen
cuando sacuden los vientos
y la memorable lengua de nuestros huesos
se baña en
el agua de Uróboros.
Te hablo:
porque el cantar es estrella y odre,
es la
ascensión de orillas blancas contra la frente,
son los
cuencos enloquecidos, si abren rutas
en la
tierra reseca por el silencio,
y si tiran de las sílabas confusas,
[o del
vuelo de infames libélulas.
Y te hablo,
antes del día,
antes del
día te hablo
porque
hondos
se hacen los ojos de las bestias
si se
ilumina el polvo de los caminos.
Y en esos
ojos hay islas, hay pájaros,
hay
los
pájaros
los pájaros
que propagan la orillas
fingiendo
un tiempo insólito:
y te hablo,
y te hablo
porque somos ellos;
y somos,
seremos,
tocando
para los reflejos inciertos
de una charca
sucia:
somos las
primeras melodías,
somos los
círculos agridulces
que vemos
despabilarse
aquí y
allá.
© Ariel Ovando
Un gran poema,Ariel!!
ResponderEliminarBesosss
Infinitas gracias
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