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8/1/21

Poema de Sandra Pien

 


 

EL GRITO

 

La mañana adulada de sol estallaba a todo brío

ya el camino en bicicleta

no fue entonces cosa del azar

para perseguir el horizonte

compañero de ruta y plan maestro arcoíris.

Pedalear cuesta abajo y cuesta arriba

las lecciones de amor como hilos de humo

caminar lo imprevisto bajo la lluvia

y retratar en fresias y lilas el atisbo del alma.

 

Por fin la arena y el agua salobre y las cintas al viento

y una luz de mediodía que se abre generosa

en detalles de mil escenas

de mañanas amapolas tardes veranas  noches sutiles

madrugadas íntimas para tratar de entender

para no esconder el hambre de paisaje.

 

Fueron en fotos de oasis y espejismos

que el espacio se volvió sepia

en momentos epifánicos.

Allí inventamos el deseo.

 

¿Qué era verdad ayer y qué es verdad todavía hoy?

El festivo grito de manada para mirar la vida

como si el aire entrara por los pies

el feroz grito de multitud para exorcizar la muerte

en emoción terrenal.

Y para redoblar la apuesta

de días de insomnio

potencia nuclear inconformista

el poema se transforma una vez más

en un nuevo nosotros en otras manos.

 

© Sandra Pien

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