Poema de Sandra Pien
EL GRITO
La mañana adulada de sol estallaba a todo
brío
ya el camino en bicicleta
no fue entonces cosa del azar
para perseguir el horizonte
compañero de ruta y plan maestro arcoíris.
Pedalear cuesta abajo y cuesta arriba
las lecciones de amor como hilos de humo
caminar lo imprevisto bajo la lluvia
y retratar en fresias y lilas el atisbo del
alma.
Por fin la arena y el agua salobre y las
cintas al viento
y una luz de mediodía que se abre generosa
en detalles de mil escenas
de mañanas amapolas tardes veranas noches sutiles
madrugadas íntimas para tratar de entender
para no esconder el hambre de paisaje.
Fueron en fotos de oasis y espejismos
que el espacio se volvió sepia
en momentos epifánicos.
Allí inventamos el deseo.
¿Qué era verdad ayer y qué es verdad
todavía hoy?
El festivo grito de manada para mirar la
vida
como si el aire entrara por los pies
el feroz grito de multitud para exorcizar
la muerte
en emoción terrenal.
Y para redoblar la apuesta
de días de insomnio
potencia nuclear inconformista
el poema se transforma una vez más
en un nuevo nosotros en otras manos.
© Sandra Pien
Etiquetas: Sandra Pien
1 comentarios:
Así es, el poema se transforma en muchos nosotros. Muy bueno!
Besosss
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