AMBIVALENCIA
a Adriana Mancini
Siempre he tenido dos casas
la que habito
y la que hubiese amado
viviendas
deshaciéndose
a cada paso que doy.
Cuando me fui
era mi choza de los conejos
choza de vidrio y sal
cuando volví
era la casa de la historia
una morada de música
cajita triste
que no canta.
Mi casa siempre se bifurca
cuando llueve
una sola gota
y acuesta
el ángel
su pelo estéril.
¿Y la otra?
Es una casa vacía
que no se vende
casa de sombra
en la pared.
Todos los muebles falleciendo en su
penumbra.
Quizás no exista una casa.
Sólo
habitar donde no estamos.
Ladrillos para encerrar lo que se aleja
ventanas
para
salir a buscarlo.
© María Casiraghi
"Habitar donde no estamos". Qué magnificas imagenes de lo intangible. Un beso. Adriana Dirbi Maggio
ResponderEliminarMuy bueno! En un juego de espejos, dos o más casas se yuxtaponen en un fluir de imágenes y pensamientos entramados con el oficio puntual de tu palabra. Alfredo Lemon
ResponderEliminarHermosímo. Esos ladrillos para encerrar lo que se aleja- Profundo. Intenso. Bello.
ResponderEliminarEse lugar que no es pero existe!
ResponderEliminarBesosss
Me encanta. Tan profundo, con imágenes que impactan. Griselda Rulfo
ResponderEliminarCasa-cuerpo-vida-muerte-verdad-ficción enlazados en este hermosísimo poema...
ResponderEliminarVerónica M. Capellino
Siempre estamos escindidos, pero está forma de decirlo es muy bella.
ResponderEliminarBellisimo poema!!!
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