Cuando había violencia doméstica,
dejaban a los niños en las casas de los vecinos.
Infancia
Estoy preocupada por esta casa que se
sacude
dentro de mí.
En ella hay personas con párpados
que hablan un morse extraño.
Su angustia rueda de un lado al otro
como una botella de leche vacía.
Preguntan por mí, la vieja niña vieja
que usa la tristeza como una falda.
Pero hoy no es día de amnistía.
Hoy es el día de aceptar los caramelos de
los vecinos.
La intempestiva deportación con los otros.
Sublinguales, blasfemos… ¡idiotas!
Ellos cantan la canción del “no puede ser”
Es lo ocurrido no creído,
temblando sobre mi infancia.
¿Cuántas rocas hemos llevado en la espalda
para construir la casa que será
bombardeada?
Suspiro.
Es el alivio del perdón
siempre más grande que el del olvido.
© Blanca Lema
Excelente poema Blanca Lema!
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