MIGUEL
Miguel amaba a su Torino 73.
Lo amó más que a su padre.
Y después
lo amó más que a sus hijos.
Cuando lo chocó
y él salió intacto, andaba como un hijo
que mató a su madre.
Recuerdo cuando lo dejaron en la calle
frente a su vereda.
Un trozo de chatarra
al que Miguel se subía como un niño
cada tarde a tomar la leche.
Acariciaba Miguel el airbag
todavía inflado
era el vientre de su madre.
Y los vecinos le decían
que volvió a nacer. Ese era Miguel.
© Fabián O. Chazarreta
Muy bueno!! Entre la ironía y la ternura....
ResponderEliminar