9/9/20

Texto de Aníbal De Grecia



Cap. II - dEpUéS dE lA vErEdA

Observo los mundos que se disputan mi atención en este ataúd que
me contiene.
Escucho el chasquido de esa lengua grotesca, lamiéndole la espalda
a lo que llaman destino.
Los breves cadáveres de un insomnio ululan secretos en la última
habitación, con los ojos velados por una sombra que da a través de
la ventana.
Percibo el jadeo que ensaya el verbo.
La soledad está inmensa, hermosa, respira y come de las falanges de
una calavera.
Veo un rastro de miedo iluminado sobre los esfenoides
y hundo mis dudas sobre la verdad implacable de esa ternura.
Sin el templo no hay verbo, pero él lo antecede y sobrevive.

dEsCenSo ¡No debo ordenar mis pensamientos! Este caos es la
esencia de la libertad.
        Soy el templo de hojas como un colchón de
otoño que teme al viento.
Veo la llovizna, una hoja
ella es mi paz cuando vuela como gorrión, cuando duerme esculpida
en un montículo de tierra, enfrente de mi alma y el templo.
El tiempo guarda partículas infinitas de comprensión que alimentan
al verbo y su trascendencia.

Me evangelizaron, me convertí en insecto
fui ungido con saliva insecticida.
Ahora predico poesía desde el cadáver del que fui.

El profeta me llama
      Voy a oír el murmullo ¡el profeta es legión!

© Aníbal De Grecia

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1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Potente poema Aníbal, lleno de metáforas, imágenes que disparan interrogantes y sensaciones, vibrante imaginación! "Sin el templo no hay verbo, pero él lo antecede y sobrevive". Felicitaciones! Alfredo Lemon desde Córdoba

10 de septiembre de 2020, 12:00  

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