Carnaval
Perdí a mi gato,
Igor,
durante la mudanza.
Es blanco,
ojos amarillos,
chapita y collar.
Si lo viste,
te habrás dado cuenta
de que es muy importante
su presencia en esta casa.
Las paredes
-sin un gato-
se hacen piercing y tatuajes,
las ventanas se suicidan los domingos,
los sillones reclaman amor.
Las almohadas no se duermen
y recitan los versos de Borges:
“No son más silenciosos
los espejos…”
Si ves a mi gato,
decile que vuelva.
Es de noche,
en este barrio hay fuego,
avanza la murga,
pronto es Carnaval.
Igor no te conoce,
yo tampoco.
Juntos estuvimos en un sueño,
somos tres
que fuimos dos.
El mundo es una gran
sorpresa.
© Silvia Rodríguez Ares
Precioso poema y precioso Igor
ResponderEliminarHermoso ! Igor! me encantó el poema
ResponderEliminargracias
norma starke