La mujer
Hoy he visto a una mujer llorándole los
huesos
en ellos los recuerdos se aposentan
entretejen su sueño tan estropeado como sus
pies
sus manos, sus senderos de carne
mientras cabizbaja, sus ojos cerrados se
deslizan a la tierra
su espalda semi desnuda piensa rumores de
los años vividos
las memorias se pierden con el hambre
el hambre catapulta cualquier gesto de
alegría
Hoy he visto a una mujer envuelta en un
rosado
hasta donde comienzan sus dos rumbos
con la cabeza cansada y su pelo de una
pulgada
tocando su vientre ancho y las rodillas
en un escalón cualquiera de una estación
del tren.
Muchos pies menos, a esta hora arrastran la
fatiga de un día largo
menos y menos dedos afincan la ternura que
instantes atrás
rozaron brazos, muslos vientres o se geometrizaron
en algún sofá tibio una cama caliente o un suelo fresco
Y a esa mujer, hoy en mi cartera me la he
traído
para mantenerla viva digna plena,
en una habitación de mis libreros.
en una habitación de mis libreros.
© Yrene Santos
- el hambre catapulta cualquier gesto de alegría. -
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