Cuando cargo con broches la abrochadora,
cuando abrocho hojas,
cuando acomodo las hojas que abroché,
siento que tengo delante de mí
algo importantísimo,
me siento esencialísima abrochando hojas
y acomodándolas.
Como si fuera a los tribunales
a defender algo,
como si tuviera que demostrar
teorías impensadas.
como si el día dependiera de mí.
Pero son simples hojas abrochadas
con algún poema, seguramente olvidable.
Y ahora que lo pienso,
ese poema quizás olvidable y abrochado con
esa abrochadora maravillosa y recién
cargada
me hizo feliz.
Ni se lo imaginó.
© Alicia Márquez
Genial! Pará pensar, también!
ResponderEliminarQuerida Alicia. Abrochando palabras se va formando el poema que tal vez no pensamos escribir y que a nosotros mismos nos sorprende. Felicitaciones con abrazos. Olga Ferrari
ResponderEliminarHay un ritmo interno muy interesante en tu poema, que me hace escucharte/ imaginarte, abrochando hojas y acomodando papeles. El buen manejo de las palabras en los versos permite pensar y sentir ese secreto que trasmites como felicidad más allá de lo puntual y anecdótico. Magnífica loa a la abrochadora! Muy original! Alfredo Lemon
ResponderEliminarSutil,rítnico,original; Muy bien logrado tu mensaje.Abrazos
ResponderEliminarLos pequeños actos de la vida, que nos conectan con lo esencial... y son poesía!! Abrazo grande, Alicia!!
ResponderEliminarSiempre tan genial!!! Gracias Ali.
ResponderEliminarAndrea