Cap. II - dEpUéS dE lA vErEdA
Observo los mundos que se disputan mi
atención en este ataúd que
me contiene.
Escucho el chasquido de esa lengua
grotesca, lamiéndole la espalda
a lo que llaman destino.
Los breves cadáveres de un insomnio ululan
secretos en la última
habitación, con los ojos velados por una
sombra que da a través de
la ventana.
Percibo el jadeo que ensaya el verbo.
La soledad está inmensa, hermosa, respira y
come de las falanges de
una calavera.
Veo un rastro de miedo iluminado sobre los
esfenoides
y hundo mis dudas sobre la verdad
implacable de esa ternura.
Sin el templo no hay verbo, pero él lo
antecede y sobrevive.
© Aníbal De Grecia
Sugerente, intenso, muy bien escrito. Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarGracias por la lectura Alfredo
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