ENERO y eran reyes falaces y sin embargo
poníamos el pasto, el agua y los regalos
y los zapatos con toda su breve vida a
cuestas.
De poco o mucho el sueño
de espera y fantasía.
Y los grillos y esa oscuridad
con lucecitas de luciérnagas
y el silencio
que desdibuja cosas y te hunde
en ese yo que no conozco
y sin embargo, soy yo ahora
con tanta realidad que me traspasa
con
todo ese calor de un año que comienza
el
año y su festejo y sus anhelos,
y
luces y globos para tantos deseos
que se queman
en tanta poca lumbre.
En tanto fuego de artificio, como artificio
son los sueños, para tanta vida.
© Leonor Mauvecin
Ah...de los sueños. Insondable territorio la infancia
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