16/6/20

Santiago Morinigo recuerda a José María Gómez Sanjurjo





Yo no sé qué palabras decirte cuando tienes 
las manos caídas. 
Cuando tienes los ojos mojados e inmensos 
como si toda la ternura te cayese por ellos 
velada y sumisa como el roce de una lluvia finísima. 

Pones en tus párpados dormidos la curva de un 
puente de silencios 
como si te venciera la sombra de los volatineros 
caprichos del sueño. 

Te abandonas a la dulzura penosa de saber que el 
amor es un cuento repetido que acaba 
en tristezas, 

y se te nubla el encanto de presentir que una vez 
besarás estos labios con el mismo cariño 
que esta noche los besas. 

Yo te quiero dejar en la frente una altísima 
caracola de estrellas 
para que tus cabellos sueñen un camino de luces 
cuando te despeinas. 

Pero no puedo inventar una caricia para tus manos 
cuando están levemente caídas. 
Yo no sé qué palabras decirte cuando tienes los ojos 
mojados por una ternura finísima.

© José María Gómez Sanjurjo




SIN VELO

En esta himnosis diaria 
de aferrarme en mí 
más que en todos 
extirpando pétalos mustios 
de mi ser entero 
y permitir el brillo 
único de mi esencia 
sin que distancias abismales 
me silencien en estas 
ambigüedades de lo disoluto 
El alma recoge lo que siembra 
y a fuerza de impulso 
se enciende 
e ilumina 
gota 
a 
gota 
la existencia.

© Santiago Morinigo

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