7/6/20

Sandra Pien recuerda a Amelia Biagioni





Siento en mí un fuego que no puedo dejar extinguir.
V. Gogh

1

Digo adiós a Zundert.
Pura ignota entreabierta mi adolescencia
hoy dejará su territorio suave.
Por la vez última
como en todo mi tiempo del espacio natal
           que mi padre con versículos apacienta
taño el sendero entre difuntos
que me conduce a la fosa donde estoy
después de haber nacido muerto
                                 igual treinta de marzo
                                 mismo lecho
un año antes de mi nacimiento.

La piedra con mi nombre
está pulida por los roces del niño solitario
que a la orilla crecía reuniéndose consigo.

Pasé la infancia relatándome de boca a fosa
los follajes  las flores  los zumbidos
                            heridos por la maravilla,
mostrándome desde mirada a abismo
el infinito pincelado aliento.
Juntos enderezábamos el árbol el camino el cielo
       para el nido la oruga la oración.

Ahora debo partir
ser para siempre mi alejado
y aún no sé si es más fuerte el caminante o el inmóvil.

Hacia la mano alada llevo el absorto fuego
y dibujo mi tumba sobre fondo de lápidas y yedras.
La mano indaga escucha desplegando
                   líneas  contornos  sombras  luces
trazo a trazo organiza el más allá del pensamiento
es ojo azul que no comprende pues contempla.

-Qué harás oh Vincent sin mis días
                        en tu agujero vertiginoso.
-Seguir muriendo inmensamente Vincent.
-Qué haré Vincent sin ti cruzando el viento.
-Vivir con desmesura Vincent
  encendiendo el jardín humano
  mientras tu espalda en éste yacerá.

© Amelia Biagioni





GÉNESIS

Un puerto de partida
en los límites e instintos sin domesticar.
Un puerto de llegada
en el día a día furtivo
especie de pudor o frescura
en la inocencia matriz.

Y la pasión del ángel
y el bien y el mal agónicos
del fuego y del hielo
cercándolos y acercándolos
foso asfixiante de placer
cercándonos y acercándonos
en el desamparo de la delicadeza.

En el recodo de la voz aún no dicha
el gesto bendito luminoso manso
allí siempre humaniza
el primer amor el primer dolor.

© Sandra Pien

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2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Qué buen poema lograste Sandra en honor a esa poeta tan grande y delicada que fue Amelia Biagioni (para algunos con una forma misteriosa de morir cuando la encontraron...vaya uno a saber.)
Me gustó la contundencia en estos versos: "Y la pasión del ángel y el bien y el mal agónicos/ del fuego y del hielo/ cercándonos y acercándonos..." /y este tu final para un aplauso sin dudas: "el gesto bendito luminoso manso/ allí siempre humaniza/ el primer amor el primer dolor". Bravo! Alfredo Lemon desde Córdoba

17 de junio de 2020, 11:53  
Blogger Ana Romano ha dicho...

Excelente poema de Amelia y tu poema tiene muy buenas imágenes y el cierre es el broche que cierra el poema.
Ana Romano.

27 de junio de 2020, 15:43  

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