cuando me canse de buscarte
o el amor desigual de Buenos Aires olvide
mi tristeza
cuando no te quiera rabiosamente
aunque no sé si estás ahora
cuando me funcione el cerebro como quieren
muchos
o me olvide de Discépolo
remato el corazón
para qué andar con vueltas.
©
Roberto Santoro
Mirá, Muerte, siempre nos respetamos,
acepté tus sacudones como pude
y no te dije nada, pues creo
que así debe ser por tratarse de vos
y por aquello que aprendí de mis mayores:
calavera no chilla. Las cosas como son.
Hasta llegué a decirte que no tuvieras
vueltas,
si querías avisar de tu visita, agradecido
por el gesto,
y si no, todo bien, aunque la sorpresa
fuera dura.
También te dije que si me dabas chance
te iba a pelear mi último aire,
sólo por darme el gusto, porque es sabido
que desde el vamos todo está jugado.
Pero lo quiero así, de peleador no más, de
puro camorrero.
Con respecto a nosotros siempre fui claro,
y aunque nunca respondiste nada, tuviste
ciertos gestos
en momentos difíciles de mi estar en el
sitio prestado
por donde todavía estoy pasando, que
entendí
que el silencio era tu manera de acordar
con mi propuesta.
Por lo tanto, dada nuestras pasables
relaciones en todos estos años,
voy a tomarme una atribución –tal vez la
última,
pues a esta altura del carretel vaya uno a
saber cuánto hilo queda–,
más que pedir, te ordeno, aunque te mueva a
risa mi exigencia:
cuando quieras nos vamos. ¡Pero con mis
amigos no te metas!
© Rubén Derlis
Gracias Rubén por este movilizante poema de Santoro,gracias por recordarlo y compartirlo.Y cuánto se abraza con tu poema.
ResponderEliminar"Para qué andar con vueltas".
"Hasta llegué a decirte que no tuvieras vueltas".
Yo te mando un abrazo y adhiero tu verso final, dirigido a ella, La Muerte: "con mis amigos no te metas". Gracias
María Paula Mones Ruiz
Querido Rubén recordar a Roberto ( Santoro ) es lucha y compromiso ,también Bs As , sus barrios y sus gentes , " siempre fuimos claros " bellisímos ambos poemas Felicitaciones abrazo grande
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