Ricardo Juan Benítez recuerda a Jorge Luis Estrella

DISCUTIR CON VOS 

Me veo discutir con vos. 

Gesticular. 

Urdir ideas para desconcertarte. 

Trajinar espasmos. 

Sacar conejos a la ahora no tan famosa 

dialéctica. 

Gritar enardecido como la hinchada 

ante un fallo polémico del árbitro. 

Recurrir a los relativismos. 

Sacudirte con sofismas. 

Abrir mis libros ante tu inocente 

y encantadora nariz. 

Apelar a las estadísticas. 

Hincharme de indignación. 

Forzar la marcha. 

Arrinconarte, 

golpearte 

violarte con palabras 

ahogarte con palabras, 

aniquilarte. 

Herir de muerte tus argumentos.

Desnudar tus contradicciones. 

Emitir el último discurso como si estuviese 

ante la Real Academia. 

Y lo más gracioso es que, desde el vamos, 

sé que tenés razón.

© Jorge Luis Estrella

Macondo

Gabo es aquel niño

que mira asombrado

la mítica barra de hielo

que trajo el gitano Melquíades

(entre otros muchos portentos)

al pueblo de aguas cenagosas

de rocas derretidas al sol

donde la magia se hace real.

Donde hay un coronel

que hace pescaditos de oro

y un patriarca que camina

por umbrías habitaciones

llenas de hojarasca

Es un poblado extraño

donde la muerte se anuncia

y los fantasmas te persiguen

hasta el final de tus días.

Y el amor resiste al cólera

a las abuelas malvadas

a las fanáticas religiosas.

Donde puede llover

sin parar un lustro

y las mariposas amarillas

te persiguen sin desfallecer.

Un pueblucho condenado

a una centuria de melancolía

con sus Arcadios y Aurelianos

tan tristes, tan solitarios.

Un pueblo finalmente arrasado

con su fundador atado a un árbol

mirando al pelotón desafiante,

mientras el último de la dinastía

es comido por las hormigas.

© Ricardo Juan Benítez