A Eros
He aquí que
te cacé por el pescuezo
a la orilla
del mar, mientras movías
las flechas
de tu aljaba para herirme
y vi en el
suelo tu floreal corona.
Como a un
muñeco destripé tu vientre
y examiné
sus ruedas engañosas
y muy
envuelta en sus poleas de oro
hallé una
trampa que decía: sexo.
Sobre la
playa, ya un guiñapo triste,
te mostré
al sol, buscón de tus hazañas,
ante un
corro asustado de sirenas.
Iba
subiendo por la cuesta albina
tu madrina
de engaños, Doña Luna,
y te arrojé
a la boca de las olas.
© Alfonsina
Storni
ANTE
ALFONSINA
Entro al
Tortoni
bajo la
lluvia espesa de la noche
guardo un
impermeable seco
en la
memoria
Elijo un
sitio
lejos del
ojo y del mozo
Sobre la
mesa lustro
pongo manos
casi ausente
alzo la
mirada
y veo
la estatua
de sal que te estatúa
saliendo de
las aguas muy saladas
pero fijas
y frías
como el
tiempo despeñándose
y otra vez
tu voz
emerge
como el
cuerpo altivo
de la
sombra bruñida, del espejo
y está tu
alma entera sola enteramente sola entera
callando la
distancia que te lleva
y sabiendo
las cosas que supiste decir
y
otras
pero estás
ahí
alma sin
otro que te sepa acompañar
tomando el
hombro estás ahí
alma
abierta al suspiro de la rosa
y a la
muriente tarde sin sentido
pero
sentidamente triste y sola y bella
y estás ahí
alma silente
sapiente
decidora
Y yo
agazapo mi costumbre
de rehuir
las cosas que me importan
me digo
es el
clavel del aire
es el
sonido que machaca un silencio ensordecedor
en la mesa
sin nombre del Tortoni
Es Alfonsina volando lejos
por eso ahora
tan presente tan cerca su deshora
su hábito de morir la pena
metida
en el cerco que traza el ojo abierto
Yo sé, yo sé que es ésa y no otra la condena
Yo sé lo que es vivir
sin ser sepulta
y sentirse devuelta
Su alma cae al mar
pero las olas
le levantan la gana hasta la forma
y queda aquí
sonriendo a las preguntas
y nosotros borrando las respuestas
Pero más alto aún vuela el empeño
que no es solo ni sabe de vacío
alumbra más lejos que el olvido
el fuego pertinaz
su eterno, su lleno
nuestro
espíritu.
© Reyna Domínguez
Hermoso Reyna tu poema y tu homenaje a Alfonsina! Y muy justa la foto que la ubica en el Café Tortoni que supo frecuentar. Cuando en 1916 publica "La loba" incluido en "La inquietud del rosal", debió renunciar a su trabajo de oficinista. Para sus patrones, recuerda Felipe Pigna, que fuese madre soltera podría pasar pero que lo proclamara desafiante en versos "escandalosos" era demasiado. Fue sin duda una precursora, una militante feminista diríamos hoy, una mujer libre que sufrió la incomprensión de su tiempo pero merced a su esfuerzo y lucha supo abrir espacios de respeto en los ámbitos literarios y públicos. Su exquisita poesía y su ejemplo de compromiso aun siguen vigentes. "Yo tengo un hijo fruto del amor, de amor sin ley/ Que yo no pude ser como las otras, casta de buey.../ Yo soy como la loba. Ando sola y me río/ Del rebaño. El sustento me lo gano y es mío". Gracias! Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminar¡Por fin un poema de nuestra Alfonsina!Un soneto genial. Y tu poema, Reyna, sentido y bello homenaje a una grande.
ResponderEliminarGracias. Me encantaron.
ResponderEliminarReyna, homenaje a la poeta entrañable Alfonsina Storni, se agradece el alma que le pusiste a esas letras elegidas y compartidas.
ResponderEliminarY tu poema logradísimo y de vuelo al espíritu.
Cristian Jesús Gentile