ESA ES TU
PENA
Esa es tu
pena.
Tiene la
forma de un cristal de nieve que no podría existir si no existieras
y el
perfume del viento que acarició el plumaje de los atardeceres que no vuelven.
Colócala a
la altura de tus ojos
y mira cómo
irradia con un fulgor azul de fondo de leyenda,
o rojizo,
como vitral de insomnio ensangrentado por el adiós de los amantes,
o dorado,
semejante a un letárgico brebaje que sorbieron los ángeles.
Si observas
al trasluz verás pasar el mundo rodando en una lágrima.
Al respirar
exhala la preciosa nostalgia que te envuelve,
un vaho
entretejido de perdón y lamentos que te convierte en reina del reverso del
cielo.
Cuando la
soplas crece como si devorara la íntima sustancia de una llama
y se retrae
como ciertas flores si la roza cualquier sombra extranjera.
No la dejes
caer ni la sometas al hambre ni al veneno:
sólo
conseguirías la multiplicación, un erial, la bastarda maleza en vez de olvido.
Porque tu
pena es única, indeleble y tiñe de imposible cuanto miras.
No hallarás
otra igual, aunque te internes bajo un sol cruel entre columnas rotas,
aunque te
asuma el mármol a las puertas de un nuevo paraíso prometido.
No permitas
entonces que a solas la disuelva la costumbre,
no la
gastes con nadie.
Apriétala
contra tu corazón igual que una reliquia salvada del naufragio:
sepúltala
en tu pecho hasta el final;
hasta la
empuñadura.
© Olga Orozco
química
orgánica
todo el
tiempo que tarda el corazón en olvidar la música
y
acostumbrarse al ruido de hojas muertas
que
desprende el recuerdo cuando avanza
todo el
tiempo que tarda en separar
hebras
impuras del oxígeno
latido de
temblor
señales en
la falla
todo el
tiempo que tarda en reaccionar su ángel sometido
la boca
azul contra la noche
ese
torrente oscuro que va en la cicatriz
como un pez
por el cauce del misterio
todo el
tiempo que tarda en corromper
la ruta del
carbono
y arder
bajo la nuca el tronco de su árbol
se rasga en
las mejillas una alfombra de seda
la lengua
flota en una ciénaga
y es un
beso de sal sobre la llaga
todo el
tiempo que tarda el corazón
en dejarte
partir
© Laura
Yasan
Hermosa selección! Gracias por compartir.
ResponderEliminarTere Vaccaro.
Olga Orozco, única, inmensa. Y nuestra Yasan no se queda atrás con su "Química orgánica" Imprescindibles poetas.
ResponderEliminarBuenísimos poemas!
ResponderEliminarQué placer encontrar y leer aquí juntas a dos poetas inmensas! Olga Orozco: poesía de hechizo, sueños, revelaciones, de imágenes alucinantes y plenas. Uno de sus últimos poemas, es el que más me gusta: "Allá lejos, ¿para qué?" que comienza diciendo bajo un epígrafe de Mallarmé: "Ni mi carne fue triste ni tampoco leí todos los libros"...Maravilloso! Y Laura Yasan: parafraseando a Américo Ferrari en el prólogo de "Cotillón para desesperados" (2001)me permito observar: trabaja con fragmentos sólidos, punzantes e hirientes de esa cosa que nunca es lo que es y que nos llena el alma como de una música callada y que no dice nada: dice la nada...(diciendo y aludiendo a todo). Me encanta. Gracias! Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarGracias por elegir a Orozco, poeta visceral. Me encantó tbm tu poema que dice tanto...
ResponderEliminarRosa Lía
Hermoso homenaje y belleza de poema salido de tu creación, gracias Laura Yasan.
ResponderEliminarCristian Jesús Gentile