SALVO, es verdad,
que el mundo y sus imágenes
Se parecen a
flores que perforan la nieve
En marzo, y se
propagan, del todo engalanadas,
En nuestro
ensueño de un día de fiesta,
Y que nos
enganchamos queriendo incorporar
Brazadas de su
alegría a nuestra vida,
Pero que pronto
mueren, y no tanto en la sombra
De su color
marchito: en nuestros corazones.
Ardua es la
belleza, enigmática casi,
Y es preciso
volver a aprender cada vez
Su sentido real
junto al prado de flores
A rodales
cubierto por las placas de nieve.
© Yves Bonnefoy
Lejos de los ruidos
prisioneros de ciudades
bajo el amanecer
con las gaviotas
revoloteando en el Río Salado
en ese fluir
de aguas que cesan
en las orillas
en el susurro de la lluvia
que no quiere irse
y moja, moja el pasto
con los ladridos de esos perros
repletos de barro
puedo abrigarme
aún con el horizonte nublado
en esas gotas
torrentes de vida
hay un lugar para esconderse.
Nieve y lluvia donde el poema pulsa y se refugia. Ambos poemas se tocan en estas geografías verbales. Agradezco que su latido de viento me habite en la lectura.
ResponderEliminarSaludos.
Darío Oliva
Gracias por la comparación! Besos
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