La casa estaba en silencio y el mundo
estaba en calma
La casa estaba en silencio y el mundo
estaba en calma.
El lector se convirtió en el libro, y la
noche de verano
fue como el ser consciente del libro.
La casa estaba en silencio y el mundo
estaba en calma.
Las palabras fueron dichas como si no
hubiera libro,
solo que el lector se inclinó sobre la
página,
deseaba inclinarse, deseaba más que nada
ser
el erudito para quien su libro es
verdadero, para quien
la noche de verano es como una perfección
del pensamiento.
La casa estaba en silencio porque así tenía
que ser.
El silencio era parte del sentido, parte de
la mente:
El acceso de la perfección a la página.
Y el mundo estaba en calma. La verdad en un
mundo tranquilo,
en el que no hay otro significado, en sí
tranquilo, es verano y noche, en sí
es el lector inclinándose, tarde, y leyendo
ahí.
© Wallace Stevens
(Traducción: Silvia Camerotto)
LA LENGUA DE MANUEL
susana álvarez abuela de manuel hija
de pedro álvarez (cadera de pastizal)
y alba gutiérrez (afecto de cuervo)
andaba
callada mudísima por la vida
sin suspiro saludo comentario
¿o sería en verdad que delegaba
la charla a los pájaros las habichuelas
su dulcísima pastafrola?
eso sí
cuando a susana le picaba la memoria
su lengua desbordaba loca loca tormenta
carnaval de torrentadas
“¡ah el tambo!” decía
“¡ah mi padre mis hermanos las vaquitas!”
“¡ah josé ah duarte hermoso abuelo
hábil pájaro herrerito!”
pero una noche susana
se fue del pasado tan al fondo
que al lado de su lengua le creció una
segunda
y como dice el dicho que si recuerda
uno recuerdan dos
susana se sacó la otra lengua la guardó en
un frasco dijo:
“¡será para mi nieto!”
“¡para mi nieto manuel esta lengua nomás!”
y que al memoriar se le agite no le haga
el olvido a su tierra a sus anchos
pasaditos”
“y si alguno con esto no concuerda” dijo
susana
“si alguno me toca el timbre me acusa ¡ah
susana
qué triste que al pasado tan aferrada!
que me mire a mí la lengua
que me mire a mí la lengua los ojos la cara
cuando pienso en papá mis hermanos el tambo
josé las vaquitas”
© Manuel Duarte
STEVENS HERMOSO Y PROFUNDO. Y TU POEMA ME DEJÓ ALGO MAGICO. GRACIAS POR TU ESOEVIAL LENGUAJE POETICO. HERMPDO
ResponderEliminarSTEVENS HERMOSO Y PROFUNDO. Y TU POEMA ME DEJÓ ALGO MAGICO. GRACIAS POR TU ESPECIAL LENGUAJE POETICO. HERMOSÍSIMO
ResponderEliminarQue placer leerte Manuel!
ResponderEliminarAbrazo
Flora levi
A Wallace Stevens ((1879/1955) lo conozco por las traducciones de Alberto Girri. La suya es una obra particular, personal, un talento refinado y reflexivo que dejó su impronta en la poesía escrita en lengua inglesa del siglo pasado. Enseñó: "La poesía es la intensificación (heightening) de la realidad, una estética del percibir, no un adorno o copia servil". Magnífico haberlo recordado Manuel! Y tu poema homenajeándolo "La lengua de Manuel" le hace honor, relato poético de una nostalgia, recuerdo, celebrante. Bravo!Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminar