8/6/20

Ana María Oddo recuerda a Alberto Luis Ponzo





ALGO INGENUO

No sé a quién dirigir
estas palabras.
Al fuego o a los vientos,
o al hombre que está aquí
y se derrumba
Hay que hacer algo: levantarlo,
hablarle de las cosas,
devolverle su nombre perentorio,
la antigua soledad,
la infancia,
la pobreza
Esa virgen manera de vestirse,
de caminar sin miedo
y conocer la calle por sus poros dorados,
los techos del verano y de la lluvia
Pero no sé a quién acercarme
con mi maquina a cuestas.
No se para quién tiemblan las palabras
o si cuando despierten en mis manos
alcanzaran para tocar el mundo.
No sé a quién llamar y prevenirle:
habla de tu desgracia, de tu olvido,
de tu valor.
Habla para la muerte
que te escucha.

© Alberto Luis Ponzo (1916 – 2017), poeta nacido en Buenos Aires y residente desde 1951 en Castelar, zona Oeste de GBA.





El tiempo se me escurre

El tiempo se me escurre entre los dedos
como el reloj premonitorio de Dalí.
Lento mar de aguas espesas
Líquido amniótico que me envuelve en esta espera.

Yo sé que habrá un después de certidumbres
Un nacimiento de certezas.

Y habrá que darse a luz
Alumbrar rostros nuevos en todos los espejos
porque será nuevo el mirar.

Pero ahora, preñada de mí
Espío de soslayo el ajeno alud de los presagios
Y solo abro mis oídos
Al íntimo temblor que me recorre
Al volcán impredecible que me habita.

© Ana María Oddo

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2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Magnífico tu poema Ana María! El transcurso del tiempo traspasa a nuestro ser inevitablemente. Pero hacia el final refulgente de tus versos, sus chispas, esquirlas, estallan en un temblor interno que lo vuelve volcán encendido y renovado.Bravo! Y qué profundo el texto de Ponzo que elegiste, vaya saber a quién dirijen sus palabras los poetas! Hay alguien allí? /Alfredo Lemon desde Córdoba

10 de junio de 2020, 20:39  
Anonymous Anónimo ha dicho...

¡Muchísimas gracias, Alfredo!¡Qué hermoso comentario hiciste de mi poema! Tu pregunta es muy válida. Ese tú-lírico que tantas veces aparece en los poemas puede tener infinitos destinatarios, incluido el propio poeta. Mil gracias.

Ana María Oddo

10 de junio de 2020, 23:41  

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