CORONAVIDRIOS
Eran las
tres y media de la noche
Justo la
madrugada del día pico del Corona…
Cuando
irrumpió su tos fortísima
(estentórea)
Del otro
lado de mi puerta
Desde la
acera.
Debió ser
el tipo alto, joven
Que anda
día y noche midiendo calles,
Con un
morral de viajero sucio y húmedo,
(a las espaldas)
Que otra
noche fatal se coronó el vidrio de la ventana;
Antes
cuando aún estaba medio cuerdo,
Se detenía
ante uno y esperaba el óbolo consabido,
Después ya
no volvió a parar en su viaje.
Esa tos
reventando el silencio de la cuarentena
Desgarrando
el pecho del marginado que fuera
(de los muchos de afuera)
Relampagueó
en mi cerebro.
¡Quién sabe
si también tenía dolor de cabeza!
La calle de
esa hora fría, sola, lo vio irse y perderse
En la
perspectiva del barrio, entre sordas luminarias,
Aunque como
Melmoth, el errabundo,
Me siga
taladrando la memoria.
© Walter Mondragón
Un poema para "coronar y taladrar", nuestra perpectiva de vida. Excelente Walter.
ResponderEliminarSaludos.
Anahí Duzevich Bezoz
Fuerte poema, látigo en la noche social que permite observar con ojos líricos, otros lados de la pandemia. Alfredo Lemon desde Córdoba
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