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Poema de Julieta Lopérgolo





Mi infancia es una cicatriz que viaja
quieta como una sospecha.
Todavía arde.
Como una palabra
en la lengua materna del viajero.

© Julieta Lopérgolo

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3 comentarios:

Blogger Ines ha dicho...

Hermoso. la infancia como una cicatriz que viaja! Abrazo a la distancia, Inés.

2 de abril de 2020, 12:09  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Tu poema y la ilustración se entrelazan formando ya, un hecho estético. Hay cicatrices quietas que sin embargo retornan en las vueltas del viaje de la vida. La infancia, la presencia de la madre, todas sombras como sospechas que cuando se dicen pueden hacerse cenizas... Alfredo Lemon desde Córdoba

5 de abril de 2020, 11:52  
Blogger Adela ha dicho...

Tan breve y tanto dolor!

27 de abril de 2020, 17:10  

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