21/2/20

Poema de Sergio Gustavo Soler




Cicatrices

Un avión había estado volando días antes.
La prefectura, silencio de radio.

Aquella fatídica tarde de domingo de mayo,
con la radio a transistores pegada a su oído y apoyado sobre la mesada,
mi viejo escuchaba las noticias.
No eran de fútbol.
Radio Colonia de Uruguay le clavaba una estocada a su corazón marino.
Un torpedo infame se llevaba a sus camadas
-así se decían entre ellos-
al fondo del mar.

Otra fatídica tarde de no hace mucho
mi vieja desconsolada lloraba
(muchas madres, muchas mujeres, muchos, muchas lloraban)
frente a la pantalla del televisor.
Cuarenta y cuatro vidas también se perdían en el fondo del mar.

José era el pescador que me golpeó la puerta de la habitación del hotel para despedirse.
La fría corriente de Puerto Madryn proponía una buena pesca y una mejor paga.
Once se ahogaron
cuando el barco maltrecho
dio una vuelta de campana.

El mar,
al que mi abuelo me ayudaba a mirar de tan gigantesco y azul,
me ha grabado cicatrices.

© Sergio Gustavo Soler

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4 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Doloroso poema testimonio que refleja tan bien a ese gigante padre benefactor y castigador que es el mar.
Un abrazo
Juany Rojas

22 de febrero de 2020, 19:40  
Blogger Noemí Correa Olivé ha dicho...

El poema duele, conmueve, pero es necesario. Muchas gracias, poeta!!

22 de febrero de 2020, 21:19  
Blogger Adela ha dicho...

Genial Sergio! Pero doloroso.

24 de febrero de 2020, 1:27  
Anonymous Belkys Sorbellini ha dicho...

Cuanta tristeza en este poema. Cuanto dolor. Tus cicatrices poeman.

27 de febrero de 2020, 8:48  

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