No entran
mariposas
al masticar
un cordero
ojos me
miran inquietos
su latido
es un
hálito
que rodea
la sala
la cara de
la oveja
aparece y
desaparece
la veo
brincar
con su
cuerpo de algodón
sobre un
paisaje de ensueño
no puedo
seguir comiendo
tengo miedo
de devorar
la ternura
del animal.
© Cecilia Carballo
Bienvenida Cecilia a este sitio que pretende difundir a poetas contemporáneos, un abz, Gus.
ResponderEliminarMuy bueno! Gracias, Cecilia por tomar conciencia.
ResponderEliminarCariños, Marta!
ohhhhh me pareció brillante el poema, fuerte al mismo tiempo. feliz arribo al Tisocco club de los seres que sentimos de otra forma la vida, ni mejor ni peor, diferente sencilla componedora, arremetedora a veces con las conciencias dormidas. abrazo. marta comelli
ResponderEliminarHermosa descripción de un momento especial.
ResponderEliminarBienvenida al mágico sitio de los "poetas contemporáneos"
Bienvenida Cecilia, con este bello poema que despierta la conciencia sobre el dolor de los animales,
ResponderEliminarAbrazo Ana Romano.
Bienvenida al grupo. Saludos.
ResponderEliminarAnahí Duzevich Bezoz
un poema que incomoda, y eso siempre es bueno. un abrazo
ResponderEliminarGracias hermosos comentarios!
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