Poema de María Lanese
Habla Raz
Había que
escucharte ahí
en la música
de ese paisaje
viajar la
noche en tu voz viva
atravesar
la nieve
con la luna
en la palma de la mano
con tus
pechos
ruta de las especias
acomodándose
con precisión
a las
firmezas de mi espalda.
Sí, me
acuerdo
viajar la
noche por el paso
de unión de
las estrellas
para que el
desenlace
preservara
los hilos
en tu
cuerpo de espuma
invocar al
silencio
para que
conserve intactas
las
profecías de las mariposas
invertir el
rumbo del sonido de las furias
con un
pedal de plata empujando mi pie
hasta tu
dolor, para acunarlo.
Ahora puedo
suponer
que una
marca indescifrable de mi especie
me obliga a
estas constantes migraciones
y sus
intermitencias
que no fue
inocente vestirnos
con aquel
plumaje de aves nocturnas
para dejar
a salvo el amor
son esas
las aves que miran de frente
y parpadean
pero…¿quién
puede saber
con qué
oreja se advierte
la
frecuencia en la que vibran
los dedos de las manos
que llegan a juntarse?
© María Lanese
Etiquetas: María Lanese
1 comentarios:
No sé con qué frecuencia se podrá medir la vibración de as manos que se juntan, pero la manera en qué describís ese sencillo gesto de amor es bella y conmovedora.
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