¿Cuándo fue
que empezamos a soñar cosas posibles?
Rodrigo
Illescas
Almuerzo
tardío
frente a un
televisor sin sonido
que miro
sin ver.
Sin
embargo, ya no humea el plato,
el vaso sin
tocar.
Hipnotizada
por la ola que deglute
al surfer y
lo vomita en la orilla
borroneo el
contorno.
Algo en la
obscena transparencia,
la tabla
como un sol húmedo,
rulos
empapados,
la sonrisa
de salvavidas.
La tabla y
el surfer
en una
convivencia perfecta:
esa llama
imantada a él
provocando
un diálogo
que nadie
más escucha
pero todos
comprendemos,
un guiño de
la ola que
me vuelve
cómplice necesaria.
La bandeja
ya no está en la mesa.
En mi
obsesión
no vi la
sombra que se la llevó.
No puedo
dejar de mirar.
Me siento
un voyeur siguiendo
cada
movimiento del surfer,
el músculo
en tensión
confesando
esta impúdica relación.
Entra y
emerge lustroso,
fuerte,
satisfecho y entra
de nuevo.
La ola
lo rescata,
lo ahoga, lo rescata,
lo
devuelve. Brusca,
lo
recupera.
Él lima su
borde, la alisa, la domina,
ella
nuevamente lo posee, lo esconde,
lo estimula
y lo sacude.
El
kamasutra completo entre ellos
y yo
espiando
casi celosa
de esa pertenencia,
ese
infinito ser
en el otro
o no ser nada.
Él la
abraza, se eleva
dueño de su
fuego con paso firme.
Los demás
testigos dan su puntaje.
Triunfa. La
ola
le besa
dadivosa los pies.
Palmadas,
trofeo, aplausos.
Dos horas y
cuarto sin pensar
en quien
fue mi domador de mares
y hoy se
seca en la sal.
Nuevo record.
También a mí
deberían entregarme una medalla.
© María Laura Coppié
Dos medallas!!
ResponderEliminarBesosss
Surfeamos también los lectores del poema. Vital. Verónica M Capellino
ResponderEliminarExcelente! el devenir de tu relato poético nos va llevando en un vaivén ondulante in crescendo y nos hace partícipes de esa relación televisiva (acaso una metáfora que sirve para ocultar vivencias de quien la observa) hasta que el protagonista termina triunfante la odisea. El final literario es muy bueno, sorprendente. Alfredo Lemon desde Córdoba
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ResponderEliminarA mi siempre me hipnotizó ese remolino de agua salada que circunda a los surfistas. Bien logrado.
besos
Andrea