Poema de Gabriel Chávez Casazola
Se
busca
Si alguien
hubiera encontrado
un libro de
los Cantos de Ezra Pound color verde
eléctrico,
extraviado en la carretera antigua entre el valle
central y
el altiplano
una noche
de julio de 1992.
Si alguien
tuviera ese ejemplar
con poemas
preciosamente traducidos
como aquél
en que habla de los dedos de una mujer
que
parecían una servilleta japonesa de papel o aquel otro
de Rihaku
sobre la vieja esposa del mercader del río.
—Tú viniste
con zancos de madera jugando a los caballos,
caminaste
junto a mi asiento, jugando con ciruelas azules…
Si
estuviera en la biblioteca de alguna persona
ese volumen
con una fotografía de Ezra
con todas
las arrugas, comisuras, todas las cicatrices
de la
incomprensión
cuyo
reverso es la locura.
Si lo
tuvieras tú, jamás lo hubieras abierto y al leer esto
decidieras
hacerlo y encontraras adentro,
entre dos
páginas,
tal vez
marcando Portrait d’une femme,
que me
recordaba a una novia de entonces,
una ingenua
estampa de la Virgen niña con su Niño
en
monocromo azul cerúleo
con una
oración al dorso
que repetía
cuando era feliz o estaba triste
en la edad
de la alegría verdadera
y de la
vera tristeza.
Si
encontraras ese libro habrías hallado
el muñón de
un alma,
algo que me
extravió.
No sabes lo
que vale para mí ese ejemplar de los Cantos.
Si lo
encuentras puedes quedártelo. Pero la
estampa
—si aún
está ahí—
remítemela,
por favor.
Los libros
se extravían y se encuentran
pero el
asombro (o la fe, que es lo mismo)
se pierden
para siempre.
—Hubo una
hora iluminada por el sol, y los más altos dioses
no pueden
jactarse de nada mejor
que de
haber contemplado a su paso esa hora.
En esta u
otras vidas tendrás tu recompensa.
© Gabriel Chávez Casazola
Etiquetas: Gabriel Chávez Casazola
1 comentarios:
Tremendo poema Gabriel! muy bien logrado! trasmite fuerza y belleza, imágenes y pensamientos que se disparan hasta convertirse en un excelente tributo a "il miglior fabbro". Casualmente o no, un 1° de noviembre de hace muchos años (1972), en una mañana neblinosa, por el Gran Canal de Venecia (hoy inundadísima) una góndola llevaba el ataúd con su cuerpo rumbo a la isla San Michele, última morada del artista. Abrazo grande desde Córdoba, Alfredo Lemon
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