Arrastra una música ideal, este
invierno del Delta. Los instantes
que van del murmullo matutino
de pájaros, a las casuarinas insistentes:
silbidos de amistades trabadas
en la misma selva inmaterial
que es su intemperie.
Cielo celeste en el domingo
remontando las curvas suaves
kilómetro a kilómetro
de nuestro Carapachay.
Puras amabilidades
para los que atravesamos
con estilo encebollado y serio
las tibiezas de un sol que dura poco.
Oro en las copas de los árboles oro
en los muelles.
© Juan Fernando García
Qué precioso, qué precioso. Muchas gracias Gustavo por publicar este poema. Y por suerte tengo el libro. Ahora voy a buscarlo.
ResponderEliminarAbrazo grande Juan Fernando García.
Leerlo, es como estar ahí.
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