Con mi
hermana regalamos la ropa de mamá/
en orden
decreciente de
tamaño/
talle/ temporada/
Un poco
grande y embolsada donde no ajusta / un poco fuera de moda/ demasiado transparente/ a pesar del estampado búlgaro/
sin ninguna
alianza con el pantalón y las zapatillas de gimnasia/
la blusa de
mamá en Imelda/
esta
mañana.
Imelda
llega/ temprano (a mamá le gustaba
madrugar).
Antes se detiene en la vereda y habla
con la
señora de al lado (mamá algunas veces/ pocas)
que es
viuda y está triste.
“Fueron
muchos años/ casi cincuenta/ juntos”
- repite Imelda-
con la
blusa de mamá/ ( una vida con tu padre)
¿qué es lo
que
irradia?
(la veo en
otro tiempo/ a la tardecita/ leía el diario/
o un libro)
Pero el
viento fresco de la mañana una
bendición para tanta ausencia/ entonces
comentan el tiempo/ la caída de las hojas/
mientras
pasa
el
proveedor del kiosco/ de enfrente.
Fuera de
las palabras
Imelda
entra en la cocina/ y de allí/
a barrer el
patio/ a planchar/ a los dormitorios/
al baño
principal
entoncescuando
vuelve
creo
entender
el
recorrido de discreto esplendor /
y
extranjería/
la extraña
vivacidad/
de
destino
que tienen
las cosas.
No hay que
escribir la Odisea sino por el gusto de escribir.
Los caminos
son de ida y vuelta.
© Inés Legarreta
Bello, INÉS. Un abrazo Isabel Llorca Bosco
ResponderEliminarProfunda reflexión bellamente expresada.
ResponderEliminarGracias Isabel y Pauli. Abrazo!
ResponderEliminarGracias Isabel y Pauli. Abrazo!
ResponderEliminar"Ppero el viento fresco de la mañana/ una bencición para tanta ausencia"bello
ResponderEliminarFlora levi
Brillante
ResponderEliminarGracias, queridas Flora y Silvina. Abrazo, Inés.
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