Poema de Clelia Bercovich
LA PLAZA DE
LOS SUEÑOS
En la
ciudad la esperanza se agolpaba en los puentes
Visitaba
las fábricas. Lugares fantasmales.
Recintos
vacíos y huesos a la vista.
Máquinas
rotas, casi muertas,
esperaban
algún dueño,
un patrón,
un padre tutelar.
Algo
imposible.
Las obreras
dispuestas.
Algo, algo,
Una cooperativa.
¡Coser de
nuevo!
Aceitadas
las máquinas, brillaban hasta el amanecer.
(El rumor
que viajaba venía de la plaza.
La plaza
era la medida de los sueños)
Para calmar
el hambre, los caldos hervían en las ollas
El arroz ,
de un amarillo pálido, cercano al azafrán.
(El hambre
aguijonea, el frío duele, la lluvia cala los huesos)
El cielo es
desamparo.
Otro lugar
, siempre el techo de chapa
y siempre
el frío
el hambre
los huesos
de la lluvia.
La plaza
llama. El rumor cruza los puentes
la ciudad
castigada oculta un animal herido
que respira
por sus branquias.
© Clelia Bercovich
4 comentarios:
El poema, un ojo donde la realidad habita. Gracias
Excelente, el poema recoge hábilmente una verdad que no se quiere ver. Un abrazo, Clelia.Isabel Llorca Bosco
Lo que sucede todos los días.
Gran poema, como Clelia
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