LO
(IM)PORTANTE
El anciano
se sentó en el piso y escribió sobre una roca: solo hay cuatro cosas dignas de
veneración: a) el principio, b) los cielos, c) la tierra, d) el emperador.
Complacido,
el guardián levantó la valla y lo dejó seguir. Nunca entendió lo que Lao-Tzu
había escrito.
El
principio es venerable en su indeterminación; los cielos en su infinitud; la
tierra en su inmensidad; el emperador en su ausencia.
Solo ejerce
poder quien se resiste al poder.
Perdido
entre los afanes de su vanidad, no hay gobernante que no sea un bufón, un
simulacro, una burla.
© Osvaldo Burgos
Alto poema, Osvaldo
ResponderEliminarMuy ingenioso, Osvaldo, y cierto! 😘😘😘
ResponderEliminarGENIAL!!!
ResponderEliminarPatricia Corrales