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22/6/19

Poema de Mariana Finochietto





LA BRUMA 

La taza
que dejé para mi hija
en este manso oficio de ser madre
libera un humo gris sobre la mesa.
Es otra vez
asistir a la transformación de la materia,
el milagro cotidiano del derrumbe de la eternidad.
Nada perdura indemne demasiado tiempo
como si algo
en la sustancia de las cosas
debiera quebrarse para siempre,
hacerse un hálito pequeño,
prodigioso,
un vaporcito de nada entre tostadas.

© Mariana Finochietto

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