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12/6/19

Poema de Valeria Pariso






1984.
La distancia entre Ramiro y Ana
despliega
la amplitud del vacío.

El teléfono del almacén,
naranja como un pez enfurecido,
traga cospeles y no funciona nunca.

El sargento
dice que es de flojos
necesitar oír
la respiración de quien se ama.

Por eso Ana
junta la esperanza,
mientras Ramiro
cumple una orden,
y hace cuerpo a tierra
ciento cincuenta veces
sobre el barro frío de la madrugada.


© Valeria Pariso

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