12/6/19

Poema de Valeria Pariso






1984.
La distancia entre Ramiro y Ana
despliega
la amplitud del vacío.

El teléfono del almacén,
naranja como un pez enfurecido,
traga cospeles y no funciona nunca.

El sargento
dice que es de flojos
necesitar oír
la respiración de quien se ama.

Por eso Ana
junta la esperanza,
mientras Ramiro
cumple una orden,
y hace cuerpo a tierra
ciento cincuenta veces
sobre el barro frío de la madrugada.


© Valeria Pariso

3 comentarios:

Blogger María Sonia Quevedo Hoyos ha dicho...

Nada que hacer... qué maravilla!

14 de junio de 2019, 17:05  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Bello!
Flora levi

22 de junio de 2019, 16:39  
Anonymous Anónimo ha dicho...



Magnífico poema.

Un abrazo,

Alicia Márquez

26 de junio de 2019, 8:02  

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