Fui recubriendo todos los sitios en los que
habitamos
borré tus huellas
acallé tu sonido
mermé la terca tempestad en la mitad de tu
cama, dormida.
Despedirse del otro es finalmente entender
que algo ha muerto
y salir aún al día a mirar los jardines
ajenos,
elegir unas flores
y honrar tu memoria en la tumba del sueño
que sueño
-siempre vas a tener ese sitio en mi
calma-.
Si alguna vez una injusta tormenta cierra
tu cielo
o si el frío la piel la memoria se quejan
si nadie nunca volvió a mirarte corazón
como yo te admiraba durmiendo,
siempre vas a tener ese sitio en mi cama.
Ahora comprendo el escombro,
barro la casa
acomodo las sábanas que ya no saben tu
aroma
cierro el cajón con tus cosas, tan pocas.
Pienso tu nombre.
Pienso en tu nombre en la voz de mi boca,
pienso en mi boca
y en el hilo de voz que dejaba tu cuerpo.
Entonces callo.
Porque sé que ahora siempre vas a tener un
buen sitio en mi karma.
© Viviana Ayilef
Buen tema, cuando se logra salir del gran dolor, seguir la vida, acunar el recuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
Adhiero a lo que expresó Betty.
ResponderEliminarEl poema tiene una construcción que combina estados y una historia. Todo se expresa con muy bello vuelo lírico y con intensidad del sentimiento.
Abrazo grande Viviana! Cecilia Glanzmann