A LA
HERMANA GEMELA
Hermana, nos une un pacto antiguo
sellado en el esbozo de nuestro ser
entre aguas en sombras y latidos turbulentos.
Como briznas escindidas de sol y de niebla,
entrelazadas en el musgo de un arroyo blanco
hilvanamos en sedosos telares la cifra
desdoblada de la carne,
la luz dividida de un milagro.
Nuestra historia. ¿una vida? ¿dos vidas?
¿media vida?
-aún no hemos podido descifrarlo-
Fue el comienzo de un perenne deshojarse,
alejarse, reprocharse, constatarse,
buscarse. Nos dispersamos
con un empeño inmenso
en el rumor de la hierba, en la dureza del cielo
para reencontrarnos siempre en la guarida oculta donde repartimos
el botín de guerra, la alegría, las monedas
falsas, la rapiña,
las lágrimas ardientes, el consuelo.
Renacemos consubstanciadas en humos
lejanos,
en el delirio de los espejos trizados,
en la rosa muriente del atardecer,
en los fuegos fatuos que amenazan los
bosques,
en el trinar oscuro que dispersan los
pájaros.
© Elena Garritani
lo viví en casa, con hermanas gemelas, y es tan intenso y perfecto tu poema, que va mi aplauso. susana zazzetti.
ResponderEliminarUn río lírico que expresa las zonas de ese "pacto antiguo" con delicadeza y magia. Un o emana sublime Irene Marks
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