LA PUERTA
esa línea
luminosa
en la raja
entre su
final corpóreo
y el
comienzo del otro
debajo de
ella
a ras del
piso
se agolpa
el resplandor
(detrás de
ella)
en el
intersticio fulgura
se
concentra
se detiene
calmo
en el ojo
de la cerradura
(levita)
un mundo
otro
más allá
del cuerpo
entre este
sitio y el otro
se alza el
cuerpo marrón macizo
y queda
flotante
en la
transparencia del aire
queda
suspendido
en la
ventisca de la luz vociferante
sosteniendo
la planicie
como
zumbido de abeja
en la
enredadera florecida
el silencio
translúcido
el silencio
sin nombre
batiente
tambor de un sol blanco
tras de
ella muda sorda
puerta
amenaza con
abrirse
y si abre
el afuera?
si la
volcánica presencia inunda todo?
pero aquí
permanece
la puerta.
© Reyna Domínguez
Guau de poema! Y qué remate ese final desencadenado y ritmico. Felicitaciones Reyna y abrazo!
ResponderEliminarCristian Gentile