4/11/18

Poema de Carlos Alberto Roldán





Los cosos estos 
Que disfrazados de oficina o doctorcitos 
Maestros o profes o laburantes de textil 
Se amontonan como conjurados 
Vienen tempranito tras sus muchos bondis 
O arrejuntados en chatitas 
Tras una mesa del café como a fortuna 
Despliegan papelitos con palabras

-y les brillan los ojos como nunca- 

Con ellos justifican la vida en que perdieron 
Y se vuelven a la cerrazón de su nada sin oficios 
Carpinteros de niebla, metalúrgicos de sueños 
Y se pierden en su vida de grises. 

-sus ojos que una vez brillaron.


© Carlos Alberto Roldán

4 comentarios:

Blogger Olga Liliana ha dicho...

Duele el poema, duele la realidad.

6 de noviembre de 2018, 9:06  
Blogger irepoesia@gmail.com ha dicho...

Hola Carlos Alberto:
Un gran poema que muestra cómo el poeta sensible revive ante la palabra que lo rescata de la obligación gris. Excelente Irene Marks

8 de noviembre de 2018, 8:21  
Blogger Nerina Thomas ha dicho...

La historia es la de siempre.

8 de noviembre de 2018, 12:15  
Blogger Carlos Alberto Roldán ha dicho...

Hice este poema pensando en el amigo que nos dejò hace un año, casi dos: Tallarico. Venía a las disparadas del consultorio para leer, como si fuera un overol y él un obrero de esta cosa que nos ata a su extraño- esquivo milagrito. Gracias por tu lectura, Irene Marks.

12 de junio de 2020, 19:39  

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