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domesticus
(Grillo)
Negros y
ocres de las casas,
no
conocemos el estado salvaje.
Domesticados
por la noche
cantamos a
las hembras
en la boca
del estío.
Vamos
perdiendo patas
donde más
nos escucha
el
desamparo hogareño,
todos
duermen y alguno de nosotros
roza sus
alas intentando que alguien
muerda la
punta de su lengua
y rompa el
reposo.
Una hembra
debió comernos vivos,
salvar de
la impureza a quien
levantó
este cuerpo y probó.
Venimos de
abajo, donde no cesa
la
agitación amatoria, ni los cantos,
ni los cantos.
© Gabriela Schuhmacher
Bienvenida Gabriela a este sitio que pretende difundir a poetas contemporáneos, mes a mes serás publicada. Abz, Gus.
ResponderEliminarGracias Gustavo! Abrazo!
ResponderEliminarMuy interesante poema Bienvenida
ResponderEliminarGladys Cepeda
Fuerte y hermoso. Ni "tan eglógico, ni tan sencillo", lo terrible del canto.
ResponderEliminarVerónica Capellino
Muy lindo poema Gabriela, a esos bichitos cantores nocturnos, que son odiados por la mayoría de los humanos. Crean música de campo .
ResponderEliminarMarta Rosa.
Bella voz que se suma!!!
ResponderEliminarSí, Gabriela, es un poema fenómeno.
ResponderEliminarRolando
www.revagliatti.com
Bello poema, bienvenida,
ResponderEliminarAna Romano
Bienvenida y muy buen poema, felicitaciones.
ResponderEliminarAnahí Duzevich Bezoz
Poemazo, un gusto leerte, Gabriela. Bienvenida a este blog de Gustavo, que nos abraza.
ResponderEliminarUn gusto poder leer lo que escribes! Saludos Gabriela!
ResponderEliminarCristian Jesus Gentile