EL TIGRE
Se deja
caer como una flor de hierro en una mesa de cristal.
Poco queda
del hombre en ese gesto.
De lejos
pienso que lo golpeó la muerte,
que un amor
lo dejó con los brazos abiertos,
y ahora
busca la forma de tantear lo invisible.
¿De qué
sirvieron las cartas, los poemas, las flores dibujadas en su pecho?
Ruge en su
sangre un tigre.
Lo sitia.
Le da
zarpazos.
Huele su
corazón y se lo come.
© Hugo Francisco Rivella
Bello poema, fuerte, felicitaciones!!!
ResponderEliminarExcelente poema! Bravo Rivella!
ResponderEliminarEl fracaso, la derrota o la decepción de un hombre tan bien retratadas en este poema.
ResponderEliminarJuany Rojas
Qué potencia cada imagen. Hay un animal a punto de saltar en cada verso. Un dolor que nos reúne en el zarpazo.
ResponderEliminarImpresionante.
Un abrazo
Claudia
Maravilloso tigre , metáfora perfecta ...además me encantan los tigres Abrazos Hugo
ResponderEliminar