22/4/18

Poema de Susana Cabuchi


  
ULEILA  

Porque no hay que viajar 
grandes distancias, 
además es apacible, es bello, 
encantador,decían. 
Y cada año autorizaba el ocio 
una población serrana 
cuyo nombre proponía 
un juego sin salida, 
un interminable y misterioso acertijo: 
Salsipuedes. 

La calle principal 
era de oscuro y empinado asfalto 
y ondulaba, perfecta para el patinaje 
y sus consecuentes advertencias. 
Juntábamos piedras, mariposas, 
plantas medicinales. Buscábamos
víboras, avispas, miel. 
Pero lo inolvidable 
fue el nombre de la casa alquilada: 
Uleila del Campo. 
Uleila sonaba a oleaje campesino, 
a ciclos lunares en una lengua antigua, 
a ulular marítimo, 
a lagunas nocturnas, a luz. 
¿Uleila era una flor silvestre, 
un extraño y distante país, 
un pájaro prodigioso y desconocido, 
una mujer? 
Desde entonces, en secreto, 
llamamos así a nuestra madre: 
- ¿Llegó Uleila del Campo? 
- Uleila dice que ordenemos el cuarto. 
- ¿Ha visto usted a la señora Uleila?

Nos había prometido estarse viva, 
tostar zapallos porque -dijo- serían muy dulces 
ese verano, 
hacerme un vestido de seda verde 
para los  bailes de carnaval. 
A veces la nombramos. 
En las calientes noches, 
desde cualquier lugar, le preguntamos: 
Señora Uleila, 
Uleila del Campo, 
¿dónde está,por qué no vuelve, 
por qué demora? 
¿O está en el Mirador 
reconociendo amaneceres, colinas, 
lejanías, 
y no puede salir?



Mucho después de escribir este poema supe que en España hay un lugar llamado Uleila del Campo,  y que Uleila era una palabra árabe que significa Mirador.


© Susana Cabuchi

2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...



Bellísimo poema.

Un abrazo,

Alicia Márquez

23 de abril de 2018, 12:10  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Cabuchi no se como decir cuanto me conmueve tu decir.
Michou Pourtale

29 de abril de 2018, 4:29  

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