MANZANAS
En el patio del
convento, en el silencio de la siesta
limpio con la escoba
el piso de tierra.
Limpio
y a la sombra, en el perfume
del verde, en el gorjeo:
las manzanas.
Ajena fruta prohibida en el jardín recoleto.
Recuerdo entonces antiguas historias
otros jardines, que me cuentan las monjas.
Cedo a la tentación
Escondo la fruta en el regazo
la pobreza
cubre mi culpa, con sus manos.
© Leonor Mauvecin
muy bello en su totalidad, leonor, aunque no quito mis ojos de este tremendo final. susana zazzetti.
ResponderEliminarMe encantó, tan breve, tan hondo.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty Badaui
Bello.
ResponderEliminarinteresante texto
ResponderEliminarDelicado y duro. Un poema que interpela y que abraza. Exquisito, Leonor. Muchas gracias.
ResponderEliminarClaudia