Poema de Rubén Amaya
Changuito Lustrador
Yo andaba recorriendo
la dulce intimidad
de la siesta tucumana.
¿se lustra?Disparaste,
con la inocencia fresca
de tu pupila invicta.
Una triste muchedumbre
me desbordó a mansalva,
detrás de tu sonrisa,
como un clavel marchito,
tu cara de pomada,
es un negro horizonte.
Changuito, nene, gurí, pibe;
son los nombres del dolor,
que nos muerde al nombrarte.
Son las treinta monedas,
de la estafa mortal,
a mi país descalzo.
Rescatandosenderos,
con tu oscura inocencia
de cepillo y pomada,
te alejaste en
bandada,
como un mar de puñales
que desangró la calle.
© Rubén Amaya
2 comentarios:
Una belleza que duele!
Casi se ve la escena, se siente la vida...
El vocabulario es tierno y sincero, poema para leer, releer y aplaudir no obstante el tema y la tristeza.
Un abrazo
Betty Badaui
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