Después del abrazo
su cuello fue plegándose hacia el mio
Como los cuellos de dos cisnes
se
entrelazaron
Lentamente
ascendieron
en suave danza
hasta rozar
las comisuras de los labios
tomaron contacto…
Fue el principio…
en la noche tibia
quedó detenido el tiempo
momento
extático
del vacío infinito.
© Marizel Estonllo
David Sorbille dijo...
ResponderEliminarMagnífico poema! Un abrazo