decían que si te ponías bizco
y un viento fuerte soplaba
los ojos se te torcían
para siempre
o que comer sandía y tomar vino
era una combinación
fatal
decían
que meterse a la pileta sin hacer
la digestión
podía costar la vida
y ¡ay!
la vida costaba costaba
acechaban los peligros
que traía el viento
a los ojos voraces de rojos brillantes
de sandías y flores
costaba la alegría
agarrada al tronco de un árbol
a resguardo de aguas frescas
que calmaban la piel
en las tardes sofocantes de verano
© Celina Feuerstein
Bello, rememorativo, y más decían. Me dio placer leerlo y hallar retazos de mí.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Gracias Elisabet!😊
ResponderEliminarLas sensaciones y los dichos populares en un poema fresco y logrado. Abrazo, Inés.
ResponderEliminarGracias Inés, abrazo 😊
ResponderEliminarNos han dicho tantas cosas, decimos otras según los cambios y tu poema tiene una hermosa frescura, me gustó leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Betty
Gracias, otro abrazo!
ResponderEliminarCelina, cuánta nostalgia me despierta tu poema, hemos vivido, aquí estamos...
ResponderEliminarmuy bello!
Gracias Mariel! Aquí estamos 😊
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