Poema de Patricio Emilio Torne
ASI ESTAMOS
QUERIDO ROCK
Que otra
cosa más que un desgraciado final
puede
presagiar ese privilegio donde se abren
todas las
puertas de las grandes residencias
pero falta
el aire, donde el destino está atado
a los
designios del senador McCarthy
y tu
condición conservadora y reaccionaria se siente
como pez en
el agua de un río corriendo hacia el fuego.
La noche
había caído definitivamente
cuando
hablaste de amor,
empujando
así las cortinas de las vísperas
que nunca
salvaron algo pero volvieron más dramáticos
tus últimos
días, cuando nada quedaba
de ese
epítome de la masculinidad que había vuelto loca
a tantas
admiradoras de medio mundo. La celebridad
es sólo
humo y el cielo cuando cae te aplasta sin piedad:
no hay Dios
que salve a los adonis ni a los hedonistas.
La epidemia
ya se había llevado a miles de seres
que como
vos se volvieron despreciables ahora
justo ahora
cuando venías a ser el rostro más famoso
de un
homosexual con sida.
Tenías en
los ojos el último destello de neón
con que se
alumbraron las fiestas de San Francisco
y tu boca
se torcía en una sonrisa recordando la playa
de
Acapulco, el tequila y las enaguas de una fiesta cocoliche.
Aprendiste
que uno abre el pecho silenciosamente,
mete
corazones abandonados por la gracia; uno cree
que la
felicidad llegará a raudales y que habrá alas
ventilándolo
con sus movimientos; uno se siente generoso
dando a
mano abierta tanta ternura a esos
abandonados
por la gracia, pero ellos llegan
y se van,
dejan la herida drenando su tristeza
y nunca
cicatriza. Todo es piedra en la hendidura
de los
cimientos, vamos levantamos de a poco, cada vez,
los muros
de nuestra estructura resentida.
“Eso es lo
que quieren, ve y échaselo a los perros”
le dijiste
a tu vocera de confianza,
pero los
periodistas agolpados en el Ritz de París
no se
conformaban con la obviedad, ellos sabían
que el
acecho de la muerte vende más que mil películas
destinadas
al éxito, así que fueron por tus
entrañas
y Hollywood
las entregó en bandeja como
Salomé con
la cabeza de Juan Bautista,
esa pintura
del renacimiento que alguna vez quisiste
para tu
propia casa. Ah de esa Dinastía de rencores
y envidias
donde nunca falta una Linda Evans
espantada
por un beso en el set de filmación
o el
productor suicida que por la misma época
se revolcó
en tu cama. Así estamos querido Rock,
los
prejuicios y el conservadurismo no acompañaron
las
investigaciones de una ciencia manca por el poder;
el cóctel
ahora cabe en un blíster y hasta se llega a viejo,
lo que te
mata son los gobiernos con sus decisiones
como
siempre, como era entonces, como al parecer
ha de
seguir siendo.
© Patricio
Emilio Torne
Etiquetas: Patricio Emilio Torne
7 comentarios:
Triste el destino de muchos que no podían gritar lo que sentían. Muy buen homenaje.
Un abrazo Graciela Barbero
Patricio: ¿ésto es un poema? no. es el "gran Poema" que, como pocos, despierta rebeldía, deseos de llorar y una inmensa felicidad de saber que de a poco todo cambia, que no hay "otro" , que no puede " seguir siendo" el conservadurismo y el prejuicio. te felicito, tremendamente conmovedora tu palabra. te abrazo. susana zazzetti.
Oh, Hollywood, Hollywood!!!!!
Poema de alto vuelo, muy sugerente, me encantó! Felicitaciones!
UN GRAN POEMA QUE PONE EN EL TAPETE LA INCOMPENSIÓN...algo ¡tan Humano! lamentablemente
Excelente texto, Patricio: "Aprendiste que uno abre el pecho silenciosamente", a partir de ese verso el poema se acelera, se enlutece, desgarra la verdad con maestría, con el dolor vivido al ras del cotidiano, con la "caída" del ídolo de celuloide a persona carnal, pequeña, herida, entrampada en la misma fábrica de sueños insustanciales...y crecimiento digno ante la verdad de la muerte, ofrecida en bandeja como la cabeza de San Juan. Un poema DEFINITIVO.
Un homenaje que cautiva,gracias poeta !🌸🌸🌸
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