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10/6/17

Poema de Patricio Emilio Torne




ASI ESTAMOS QUERIDO ROCK 

Que otra cosa más que un desgraciado final
puede presagiar ese privilegio donde se abren
todas las puertas de las grandes residencias
pero falta el aire, donde el destino está atado
a los designios del senador McCarthy
y tu condición conservadora y reaccionaria se siente
como pez en el agua de un río corriendo hacia el fuego.
La noche había caído definitivamente
cuando hablaste de amor,
empujando así las cortinas de las vísperas
que nunca salvaron algo pero volvieron más dramáticos
tus últimos días, cuando nada quedaba
de ese epítome de la masculinidad que había vuelto loca
a tantas admiradoras de medio mundo. La celebridad
es sólo humo y el cielo cuando cae te aplasta sin piedad:
no hay Dios que salve a los adonis ni a los hedonistas.
La epidemia ya se había llevado a miles de seres
que como vos se volvieron despreciables ahora
justo ahora cuando venías a ser el rostro más famoso
de un homosexual con sida.
Tenías en los ojos el último destello de neón
con que se alumbraron las fiestas de San Francisco
y tu boca se torcía en una sonrisa recordando la playa
de Acapulco, el tequila y las enaguas de una fiesta cocoliche.
Aprendiste que uno abre el pecho silenciosamente,
mete corazones abandonados por la gracia; uno cree
que la felicidad llegará a raudales y que habrá alas
ventilándolo con sus movimientos; uno se siente generoso
dando a mano abierta tanta ternura a esos
abandonados por la gracia, pero ellos llegan
y se van, dejan la herida drenando su tristeza
y nunca cicatriza. Todo es piedra en la hendidura
de los cimientos, vamos levantamos de a poco, cada vez,
los muros de nuestra estructura resentida.
“Eso es lo que quieren, ve y échaselo a los perros”
le dijiste a tu vocera de confianza,
pero los periodistas agolpados en el Ritz de París
no se conformaban con la obviedad, ellos sabían
que el acecho de la muerte vende más que mil películas
destinadas al éxito, así que  fueron por tus entrañas
y Hollywood las entregó en bandeja como
Salomé con la cabeza de Juan Bautista,
esa pintura del renacimiento que alguna vez quisiste 
para tu propia casa. Ah de esa Dinastía de rencores
y envidias donde nunca falta una Linda Evans
espantada por un beso en el set de filmación
o el productor suicida que por la misma época
se revolcó en tu cama. Así estamos querido Rock,
los prejuicios y el conservadurismo no acompañaron
las investigaciones de una ciencia manca por el poder;
el cóctel ahora cabe en un blíster y hasta se llega a viejo,
lo que te mata son los gobiernos con sus decisiones
como siempre, como era entonces, como al parecer
ha de seguir siendo.


© Patricio Emilio Torne

7 comentarios:

  1. Triste el destino de muchos que no podían gritar lo que sentían. Muy buen homenaje.
    Un abrazo Graciela Barbero

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  2. Patricio: ¿ésto es un poema? no. es el "gran Poema" que, como pocos, despierta rebeldía, deseos de llorar y una inmensa felicidad de saber que de a poco todo cambia, que no hay "otro" , que no puede " seguir siendo" el conservadurismo y el prejuicio. te felicito, tremendamente conmovedora tu palabra. te abrazo. susana zazzetti.

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  3. Poema de alto vuelo, muy sugerente, me encantó! Felicitaciones!

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  4. Milagros Rodríguez15 de junio de 2017, 14:58

    UN GRAN POEMA QUE PONE EN EL TAPETE LA INCOMPENSIÓN...algo ¡tan Humano! lamentablemente

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  5. Excelente texto, Patricio: "Aprendiste que uno abre el pecho silenciosamente", a partir de ese verso el poema se acelera, se enlutece, desgarra la verdad con maestría, con el dolor vivido al ras del cotidiano, con la "caída" del ídolo de celuloide a persona carnal, pequeña, herida, entrampada en la misma fábrica de sueños insustanciales...y crecimiento digno ante la verdad de la muerte, ofrecida en bandeja como la cabeza de San Juan. Un poema DEFINITIVO.

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  6. Un homenaje que cautiva,gracias poeta !🌸🌸🌸

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