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27/5/17

Poema de Patricio Foglia

  

Vivíamos enfrente de la comisaría 52,
a unas cuadras del Jumbo. Con mi abuelo
íbamos al super para merendar.
A veces, me subía al changuito y me decía
que estábamos en un barco o en un tanque de guerra.
Juntos
nos robábamos gaseosas, galletitas
aprovechando sus manos de mago:
mi abuelo era un verdadero mago,
él me enseñó
a jugar a las cartas y a mentir en el truco,
pero lo más importante:
me enseñó a transformar
roedores en cautiverio en conejos
que huían directamente desde su galera.


© Patricio Foglia

5 comentarios:

  1. Es bello el poema, pero decirlo en primera persona lo enaltece más, hay riqueza de sentires.
    Abrazos
    Betty

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  2. Lindo homenaje a la herencia que deja un abuelo.Cariños, Juany Rojas

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  3. Audaz y humano al mango. Dos de aventuras. Tierno homenaje .
    clelia Bercovich

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  4. Los abuelos, casi siempre son magos y nos enseñan a volar alto!!

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