Mi madre
Mi madre tenía aromas
de azahares en sus manos.
Por las noches, me abrigaba
con su voz, paciente y dulce.
A veces, la siento todavía,
en medio de la noche,
rondando por mis sueños.
Mamá me despertaba,
sirviéndome luciérnagas
celestes en la taza.
Luego partía a su diaria tarea
de fregar los pisos
o lavar la ropa ajena,
como quien limpia el día,
mientras por sus manos,
circulaban torrentes de ternura.
Al regresar, no había cansancio
que pudiera con ella.
Me leía interminables
cuentos,
que eran desafíos
para inventar los
míos.
Se empecinaba en producirme ideas,
y cuando llegó el tiempo
de levantar mis banderas,
sus brazos se cubrieron de nidos,
para alojar compañeros.
Luego, se dio tiempo
para abrigar mis hijos,
como quien enhebra
cuatro hilos distintos
en una enorme aguja.
Siempre la veo partir
con sus ochenta y pico de años,
o la descubro,
escondida entre mis pasos,
empujándome a luchar
por su memoria.
© Rubén Amaya
tan sentido, que me pudo este poema. susana zazzetti.
ResponderEliminarMuy bello Poema! Felicitaciones, Rubén!
ResponderEliminarMarta R Brignolo
LOS POEMAS A LAS MADRES LLEVAN Y ESPARCEN EMOCIONES !!!! UN SALUDO DE María Luisa Márquez
ResponderEliminarEso es la madre, parte nuestra, la vemos en el espejo, en gestos y en lo cotidiano. Bello homenaje.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Emotivamente cálido me llegó!
ResponderEliminarDesde lo cotidiano, nace lo poético, esta es una gran muestra, donde llega y emociona.
ResponderEliminarMuy bello!
Aly Corrado Mélin
Cuánto amor sembró tu madre en vos Rubén!! me maravilla!! Cómo no sentirla hoy a tu vera!!
ResponderEliminarUn poema muy sentido y que emociona al leerlo. Gracias Rubén-
ResponderEliminarUn abrazo Ana Romano.
Gran madre y gran hijo el que supo atesorar
ResponderEliminarRubén, el poema se siente, tiene vida.
Un abrazo.
Betty
Creo que todos los que escribimos tenemos una madre que nos leyó "interminables cuentos". Abrazo
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